Estas últimas semanas el Perú y Sudamérica han estado en los televisores del mundo como pocas veces ocurre, por cosas positivas y que nos han llenado de orgullo.

El 7 de Octubre (que debería ser declarado "Día de Vargas Llosa") amanecimos con la noticia que nuestro, ahora si, Nobel escritor era reconocido por la Academia Sueca, predimos nuestros televisores, sintonizamos CNNE  y rodeado de decenas de reporteros estaba Mario  en vivo a !todo el mundo!. El Trending Topic del Twitter, reventó con el nombre de Vargas Llosa durante mas de 22 horas continuas en el primer lugar. Ese 7 de Octubre, no cabia la felicidad en nuestros subdesarrolladas humanidades. ¡Viva el Perú!.

El 12 de Octubre, se inicia el rescate de los 33 mineros chilenos atrapados en la mina de Copiapó, el Presidente Sebastián Piñera los recibió personalmente según iban saliendo desde el fondo de la tierra, mientras que mil doscientos  millones de personas veiamos en vivo la hazaña de la tecnología chilena y sudamericana. ¡Viva Chile!

Durante esos cinco días, casi una semana, los habitantes de esta parte del mundo podiamos sentirnos parte del primer mundo, pero eso no iba a durar mucho tiempo.

El 13 de Octubre, volvimos los peruanos al tercer mundo, cuando aparece la novedad que nuestro Presidente le habia propinado una cachetada a un muchacho voluntario del Seguro Social (ESSALUD) por haberle gritado "corrupto" el sábado 9 en el Hospital Rebagliati.

La historia ya la conocemos, no la voy a repetir, por vergüenza ajena, sin embargo el motivo de esta "entrada" o post, es analizar las reacciones de la población, en las redes sociales y a través de Twitter.

La mayoría, felizmente, reaccionó con la indignación que se espera de una sociedad democrática y evolucionada, una autoridad, sobretodo si se trata del Presidente de la República no puede tomar la justicia por su propia mano, al estilos de los "baguazos" y "arequipazos", aunque son harto conocidos los antecedentes de los compañeros cuando son oposición. Ante el escándalo el Presidente reaccionó negando el hecho, días después, cambió de versión diciendo que solo lo había increpado verbalmente ante dos insultos (el de "corrupo" e "hijo de puta"), luego apareció un señor que se autoinculpaba del cachetadon en defensa del honor del Presidente.

Mientras tanto el canal 2 cancelaba el programa de Jaime Bayly, el canal 5 censuraba un reportaje del periodista César Pereyra, RPP no mencionaba el asunto, hasta que la noche del 13 de Octubre, Rosa María Palacios (La reina del periodismo ¡y solo hay una! como la bautizaron "Los Chistosos") puso en la pantalla de nuestros televisores, en vivo y sentado en su estudio de "Prensa Libre", al chico Gálvez, cacheteado por el Presidente García, esa noche en el Twitter comenzó el juicio al chico Gálvez y su declaratoria de "loquito", "orate", "cholo", "feo", "despeinado", "anormal", "enano" en resumen:  "inferior".

Al contrario de lo que pensé que iba a ser una unánime censura por el abuso del Presidente, por su mentira, por su desapego a la Ley y por el papelón internacional, (ya el chico Gálvez habia sido entrevistado por CNNE), salieron algunos tuiteros en defensa del cachetadón del Presidente con el argumento que era una reacción "humana" frente al "faltamiento de respeto a una autoridad" por parte de un ser "insignificante"

Mientras iba leyendo los "tuits" iba pensando cómo podían estar del lado del abusador y no del abusado, porque ante el insulto, el Presidente tenía la opción de demandarlo por "calumnia e injuria", pero optó por darle "su merecido" por atreverse a insultar a un "ser superior" y de súbito le propinó una sonora cachetada, como un amo que repriende a su esclavo, como un señor feudal que castiga a su siervo, como un virrey que repriende a un sublevado, o como un dictador que cierra un medio de comunicación que lo critica.

Entendí, esa noche, leyendo los tuits que iban apareciendo en la pantalla de mi laptop, que habiamos regresado al tercer mundo, un tercer mundo en donde los seres humanos aun no son iguales, un mundo, en el que la ley del mas fuerte prevalece, un mundo en donde podemos hacer justicia con nuestra propia mano, un mundo en el que ser cholo, feo, despeinado, mal vestido y haberse atrevido a "faltarle el respeto" a un "superior" es suficiente motivo para castigarlo a golpes, enviarlo a una mazmorra y lapidarlo a latigazos.

Somos una sociedad que sufrimos de "complejo de inferioridad" y en consecuencia también de "complejo de superioridad", tal como lo explica Alfred Adler ( 1870 - 1937,  médico y psicólogo austríaco, discípulo de Sigmund Freud, fundador de la llamada psicología individual y precursor de la moderna psicoterapia).

"El primero (Complejo de inferioridad)  considera la percepción de desarraigo que un individuo obtiene a causa de haber padecido una infancia mala, plena de burlas, sufrimientos, rechazos, etc. Respecto del Complejo de superioridad, Adler considera que es la consecuencia del proceso de transferencia que busca esconder la inferioridad percibida, con la pretensión de ser superior a los demás, en algún aspecto vital. Podríamos decir, en términos de Jung, que la percepción de Superioridad es la consecuente reacción a un sentimiento de inferioridad no expresado externamente, maximizando hacia el exterior aquellos aspectos en que (por transferencia de objetos, o por observación diferencial) consideramos destacar del comportamiento colectivo aparente. Es una maximalización subjetiva del hecho sincrónico que nos lleva a buscar aquello que los demás consideran insólito, en nosotros mismos. Pero básicamente se manifiesta como una afectación de la personalidad que conduce a la adopción de posturas prepotentes o arrogantes, en nuestro trato con los demás." (Ver Complejo de Napoleón).

Y para cerrar con broche de oro esta nota, recuerdo a nuestro Ilustre y Mayestático Presidente de la Corte Suprema de ¡Justicia! Dr. Villa Stein, resumiendo en tres silabas, (su ya tristemente célebre "marica"), el complejo de Napoleón que sufren nuestras autoridades tercermundistas.

Lima, Octubre de 2010